Curiosidades sobre las góndolas en Venecia
Como ciudad, Venecia ha tenido algunos momentos escandalosos. Y no sería poco razonable sugerir que, una gran parte de ellos, se han podido observar desde la parte de atrás de la forma de transporte más simbólica de la ciudad: la góndola.
Además de estar al corriente de todos los cotilleos y rumores de la ciudad, con el paso del tiempo, las góndolas han sido testigos de varios cambios. En el pasado las góndolas no eran abiertas como lo son hoy en día: hasta el s.XX, solían tener un “felze” (una pequeña cabina) en la cubierta. Podemos aventurar que el felze era perfecto para dos cosas: resguardarse de la lluvia y espiar a los enmascarados que asistían al famoso Carnaval de Venecia.
Los felzes estaban equipados con persianas – dicho sea de paso, de aquí es de donde proviene el término “persiana veneciana”- para esconderse de miradas indiscretas, convirtiéndose en un lugar ideal para idas y venidas ilícitas. ¿Qué mejor lugar para declarar amor eterno o apuñalar a un enemigo por la espalda que oculto en los canales de Venecia a la luz de la luna?
En la época de Casanova, las góndolas no eran una atracción turística, sino un medio de transporte muy práctico. La flota de góndolas venecianas durante los s. XVII-XVIII contaba con unas 8.000 ó 10.000 embarcaciones. Hoy en día, sin embargo, quedan navegando poco más de 400 y los felzes se han eliminado para permitir mejores vistas de la ciudad. En un esfuerzo por controlar la decadencia majestuosa de Venecia, las góndolas estaban pintadas de un negro austero y así siguen hasta la fecha.
Una de las diferencias más radicales respecto a aquellos tiempos es que ahora puedes ser conducido por una “gondoliera” en lugar de un gondolero, ya que hace tan sólo dos años atrás, en 2010, Georgia Boscolo se convirtió en la primera mujer gondolera.
Hay otras cosas, sin embargo, no cambian. El trabajo como gondolero está estrechamente controlado por los miembros del gremio que, según se dice, son estrictos y dados al nepotismo. Los gondoleros proceden a menudo de una larga línea de predecesores, y se considera que trae mala suerte no seguir los pasos de la familia.
Las góndolas han conservado su toque misterioso y romántico y siguen siendo una manera excelente de dar una vuelta por la ciudad de los canales mientras evitas el caos de las aceras.